jueves, 25 de septiembre de 2014

LOS CALENDARIOS



El Calendario es una cuenta sistematizada del transcurso del tiempo, utilizado para la organización cronológica de actividades. Se trata de un conjunto de reglas o normas que tratan de hacer coincidir el año civil con el año trópico.                                               Antiguamente, muchos estaban basados en los ciclos lunares, perdurando su uso en el calendario musulmán, en la fecha de varias fiestas religiosas cristianas y en el uso de la semana (correspondiente a las cuatro fases lunares, aproximadamente).                               En la actualidad, la mayor parte de los calendarios tienen por referencia el ciclo que describe la Tierra alrededor del Sol y se denominan calendarios solares.                               El calendario sideral se fundamenta en el movimiento terrestre respecto de otros astros diferentes al Sol.
Pero sin ahondar tanto sobre el tema iniciare un análisis a partir del calendario romano.
Calendario Romano
Los romanos contaban los años desde la fundación de Roma, es decir, ab urbe condita, abreviadamente a.u.c.       Según la tradición romana, el origen mítico del antiguo sistema para dividir el tiempo se debió al primero de los reyes, Rómulo. Se utilizó en la Antigua Roma hasta el 46 a. C. con la implementación del calendario juliano.           Originariamente, muchas culturas antiguas utilizaban el calendario lunar para contar el tiempo.                                                                                                                                     Los pueblos romanos primitivos tenían diferentes calendarios lunares, cada uno con su propio número de meses, su propia duración del año y de los meses, por ejemplo, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, de 18 a 36 días cada mes; los de Lavinia tenían otro de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos tenían meses basados en la luna llena.                                                                                                         Según la tradición, el calendario romano fue creado durante el reinado de Rómulo, fundador de Roma. Comprendía diez meses lunares, de marzo a diciembre. Entre diciembre y el comienzo del año siguiente había un período que no correspondía a ningún mes, dado que era el periodo en que no había labores agrícolas. El año por tanto duraba alrededor de 304 días o bien 10 meses lunares.                                                                                          Posteriormente se realizó una reforma atribuida por la tradición al rey Numa Pompilio, segundo rey de Roma. Se modificó la duración de los meses para que duraran 29 y 31 días alternativamente (para los romanos, los números pares traían mala suerte), y se añadieron dos meses adicionales entre diciembre y marzo: enero y febrero. Desde mediados del siglo ii a. C., el año, que hasta entonces había empezado en el mes de marzo, pasó a comenzar en enero. Así el año pasó a durar 365 días: febrero tenía 28 días, marzo, mayo, julio y octubre 31, y el resto 29, dando un total de 355 días.                                                                          Como después de la reforma de Numa Pompilio las cosas no se arreglaron, ya que seguía el calendario lunar oficial desfasado con el curso estacional, basado en el ciclo solar, se optó por añadir cada cuatro años dos meses, uno de 22 y otro de 23 días, denominados Mercedonios o Intercalares
Denominación de los meses
La denominación de los meses, por orden, era:
  • Martius: en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma  Rómulo y Remo, y al que se dedicó el primer mes del año.
  • Aprilis: consagrado a Venus, Apru en etrusco. Otra teoría se refiere a la llegada de la primavera, estación en que se abren (aperire) las flores.
  • Maius: titularidad discutida, ya que algunos afirman que estaba dedicado a la madre de Mercurio, la diosa Maya, que se encargaba de la fertilidad agrícola, mientras otros lo atribuyen a la veneración de los antepasados, los Maiores.
  • Iunius: consagrado a Juno (Iuno). También existe otra posible dedicación a los descendientes, los Iuniores.
  • Quintilis: llamado así por ser el quinto mes (quinque: cinco). A la muerte de Julio César pasó a llamarse Iulius en su honor, por ser el mes de su nacimiento.
  • Sextilis: mes sexto (six: seis). Se dedicó posteriormente a Octavio Augusto y recibió el nombre de Augustus.
  • Septembris: mes séptimo (septem: siete)
  • Octobris: mes octavo (octo: ocho).
  • Novembris: mes noveno (novem: nueve)
  • Decembris: mes décimo (decem: diez)
La siguiente intervención para intentar adecuar el calendario al discurrir de las estaciones la realizó el rey Numa Pompilio, añadiendo, a continuación de la decena ya existente, dos meses nuevos:
  • Ianuarius: en honor a Jano, el dios de las puertas, porque este mes pasó a ser el que abría el año.
  • Februarius: dedicado a Februus (más conocido por el nombre de Plutón), dios de las ceremonias de purificación que se llevaban a cabo en este mes para expiar las culpas y faltas cometidas a lo largo del año que acababa, y para comenzar el nuevo con buenos augurios.
Era cristiana
En la era cristiana, con el papa Bonifacio IV en 607, el origen de la escala pasó a ser el nacimiento de Cristo. Un monje rumano, Dionisio el Exiguo, matemático, basándose en la Biblia y otras fuentes históricas, entre los años 526 y 530, había fechado el nacimiento de Cristo el día 25 de diciembre del año 753 a.u.c. Dicho año pasó a ser el año 1 A. D., Anno Domini,  año 1 del Señor, pero los años anteriores a éste seguían siendo años a.u.c. Finalmente en el siglo XVII se nombran los años anteriores al 1 A. D. como años antes de Cristo, a. C., y los posteriores son años después de Cristo, d. C..
Cuando empieza la cuenta de la era cristiana, no existía el concepto matemático de cero y los años se contaban ordinalmente (esto es: primer año, segundo, etc.). El origen del calendario gregoriano, es pues el 1 de enero del primer año (año 1 d.C.), que da comienzo a la primera década, el primer siglo (s. I) y el primer milenio. El año anterior fue el primero antes de Cristo (año 1 a.C.). No hay año 0. Establecido así el origen del calendario, el primer milenio (primeros 1000 años) transcurrió entre el 1 de enero del año 1 hasta el 31 de diciembre del año 1000. De la misma forma, el primer siglo transcurrió entre el 1 de enero del año 1 hasta el 31 de diciembre del año 100.
Calendario juliano
El calendario juliano es el antecesor del calendario gregoriano y se basa en el movimiento aparente del sol para medir el tiempo. Desde su implantación en el 46 a. C., se adoptó gradualmente en los países europeos y sus colonias hasta la implantación de la reforma gregoriana, del Papa Gregorio XIII, en 1582. Sin embargo, en los países de religión ortodoxa se mantuvo hasta principios del siglo XX: en Bulgaria hasta 1916, en Rusia hasta 1918, en Rumanía hasta 1919 y en Grecia hasta 1923. A pesar de que en sus países el calendario gregoriano es el oficial, hoy en día algunas de las iglesias ortodoxas (por ejemplo, la de Jerusalén y la de Rusia) siguen utilizando el calendario juliano, o modificaciones de él diferentes al calendario gregoriano, para su liturgia y otras (por ejemplo la de Constantinopla, la de Grecia y la de Finlandia) usan el calendario gregoriano. La Iglesia ortodoxa copta también sigue utilizando el calendario juliano.           
Calendario gregoriano
El impulsor de la reforma del calendario es Ugo Buocompagni, jurista eclesiástico, elegido papa el 14 de mayo de 1572 bajo el nombre de Gregorio XIII. Se constituye la Comisión del Calendario, en la que destacan Cristóbal Clavio y Luis Lilio. Clavio, astrónomo jesuita, el "Euclides de su tiempo", era un reputado matemático y astrónomo. El mismo Galileo Galilei lo requirió como aval científico de sus observaciones telescópicas. Un cráter de la Luna lleva su nombre. En cuanto a Lilio, médico y astrónomo, sabemos que fue el principal autor de la reforma del calendario. Muere en 1576 sin ver culminado el proceso. Finalmente, un personaje más en esta historia: Alfonso X de Castilla, El Sabio: el valor dado al año trópico en las Tablas alfonsíes de 365 días 5 horas 49 minutos y 16 segundos es el tomado como correcto por la Comisión del Calendario. Pedro Chacón, matemático español, redacta el Compendium con el dictamen de Lilio, apoyado por Clavio, y se llega al 14 de septiembre de 1580 cuando se aprueba la reforma, para llevarla a la práctica en octubre de 1582.
Al jueves -juliano- 4 de octubre de 1582 le sucede el viernes -gregoriano- 15 de octubre de 1582. Diez días desaparecen debido a que ya se habían contado de más en el calendario juliano.
El calendario se adoptó inmediatamente en los países donde la Iglesia Católica tenía influencia. Sin embargo, en países que no seguían la doctrina católica, tales como los protestantes, anglicanos, ortodoxos, y otros, este calendario no se implantó hasta varios años (o siglos) después, e incluso en algunos, se sigue llamando calendario juliano, para no reconcer la autoridad de papa de Roma en su implantación. A pesar de que en sus países el calendario gregoriano es el oficial, las iglesias ortodoxas (excepto la de Finlandia) siguen utilizando el calendario juliano (o modificaciones de él diferentes al calendario gregoriano). Sin embargo, fuera del mantenimiento de un calendario eclesiástico diferente en algunos países, el calendario gregoriano es el que se considera como base para el establecimiento del año civil en todo el mundo, incluyendo los países con un año eclesiástico o religioso diferente al que se estableció en la reforma gregoriana del siglo XVI.
A pesar de que, aparentemente, el calendario persa es más preciso que el Calendario gregoriano, en el que hay un error de un día cada 3300 años, mientras que en el calendario persa el mismo error aparecería cada 3.5 millones de años la importancia del calendario gregoriano estriba en que el sistema de tiempo gregoriano es el que se utiliza universalmente, incluso en Irán, la antigua Persia.
Así, el problema del origen de nuestra era y los que se derivan del empleo de múltiples calendarios diferentes quedó resuelto con la creación del calendario gregoriano: si en él se afirma que la Era Cristiana comenzó 1582 años antes de su elaboración y todos los países respetan esta idea, toda discusión debería acabar; y los temas de cuándo nació Cristo o lo que estableció Dionisio el Exiguo dejan de tener importancia (desde el punto de vista de la medición del tiempo). La cuestión final era la adopción de dicho calendario y, como hemos visto, todos los países del mundo lo han venido adoptando a través del tiempo.
La mayor precisión del calendario persa es algo discutible por una simple razón: se trata de una precisión a la que habría que realizar ajustes en el futuro, lo mismo que sucede con el calendario gregoriano. Si dentro de 3300 años (más o menos, cuestión muy importante) habrá que hacer un ajuste de un día al calendario gregoriano, parece bastante probable que el calendario persa tenga también que ajustarse antes de avanzar 3.5 millones de años en el futuro. El tiempo futuro no se puede determinar: la duración del año, del día, del segundo de tiempo, se desacelera con el tiempo, pero no se puede determinar exactamente cuánto ni a que ritmo. Y, sobre todo, un calendario no es importante por una enorme precisión en la medición del tiempo, sino por tener una precisión razonable y una fundamentación clara y aceptada por todos.