El tiempo

      LA HORA
La hora es una unidad de tiempo que se corresponde con la veinticuatroava parte de un día solar medio
En el pasado se consideraba como hora a la doceava parte del tiempo que transcurre desde la salida del Sol hasta su puesta. Como consecuencia, durante el verano las horas eran más largas que durante el invierno. Los egipcios dividían el día en veinticuatro horas, doce con luz solar y doce nocturnas, sería este sistema el que adoptaron los griegos y los romanos. Estos últimos, primero aplicaron el sistema de doce horas diurnas y más tarde al cómputo de la noche, tiempo transcurrido desde la puesta del Sol hasta su salida, también fue dividida en doce horas. Este tipo de horas se medía mediante un reloj de sol o mediante una Clepsidra. Cuando un reloj mecánico utiliza estas horas, su rapidez debe ser cambiada cada mañana y tarde, por ejemplo cambiando el largo de su péndulo. La hora según esta definición está regulada según el Sistema Horario Temporario.
Posteriormente fue definida como la veinticuatroava parte del día solar aparente, lapso entre un mediodía y el siguiente, o entre una puesta de sol y la próxima. En esta definición las horas varían un poco, puesto que la duración del día solar aparente varía a lo largo del año. Cuando un reloj utiliza estas horas, debe ser ajustado unas pocas veces durante el mes. Según se tome como origen el paso del Sol por el Ocaso o el Orto se denominará Sistema Horario Itálico o Sistema Horario Babilónico respectivamente.
El minuto es una unidad de tiempo que equivale a la sexagésima parte de una hora. También comprende 60 segundos. Su símbolo es min (adviértase que no es una abreviatura: no admite mayúscula, ni punto ni plural).
Equivalencias:
1 hora = 60 minutos = 3600 segundos
1 minuto = 60 segundos
La palabra minuto viene del latín pars minuta prima, que significa ‘parte diminuta primera’. Minuto tiene la misma etimología que «menor». El segundo era llamado pars minuta secunda o sea la ‘parte diminuta segunda’ en que se dividía la hora
El segundo es la unidad de tiempo en el Sistema Internacional de Unidades
Un minuto equivale a 60 segundos y una hora equivale a 3600 segundos.
Su símbolo es s (adviértase que no es una abreviatura: no admite mayúscula, punto ni plural).
Hasta 1967 se definía como la ochenta y seis mil cuatrocientosava parte de la duración que tuvo el día solar medio entre los años 1750 y 1890 y, a partir de esa fecha, su medición se hace tomando como base el tiempo atómico. Según la definición del Sistema Internacional de Unidades:
Un segundo es la duración de 9 192 631 770 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del átomo de cesio (133Cs), a una temperatura de 0 K.
Esto tiene por consecuencia que se produzcan desfases entre el segundo como unidad de tiempo astronómico y el segundo medido a partir del tiempo atómico, más estable que la rotación de la Tierra, lo que obliga a ajustes destinados a mantener concordancia entre el tiempo atómico y el tiempo solar medio. 
                                                                                                                                                               Los inicios documentados

Los sumerios fueron los primeros en dividir el año en 12 unidades, fueron ellos también los primeros en dividir el día, y lo hicieron siguiendo el mismo patrón de divisiones. Así como su año constaba de 12 meses y cada uno de ellos de 30 días, sus días consistían en doce danna (cada danna duraría dos de nuestras horas) de 30 ges cada uno (cada ges duraría 4 de nuestros minutos).
Sin embargo la división del día en 24 horas, así como el año de 365 días, se lo debemos a los antiguos egipcios. Es posible que el sistema de horas se estableciera en aquellas sociedades por motivos religiosos, pues la palabra egipcia correspondiente a hora equivalía también a "deber sacerdotal", palabra de la misma raíz que "vigía de las estrellas" (o vigía del tiempo). Estos vigilantes de las estrellas desempeñaban sus deberes sacerdotales anotando la aparición de los decan (determinadas estrellas o constelaciones) en el horizonte oriental. Dividían la noche en doce horas, de intervalos iguales, señalándose cada hora por la aparición del decan correspondiente.
Los conocimientos astronómicos de los egipcios les permite orientar la pirámide de Keops, c. 2550 a. C., mediante referencias estelares. Mil años después, en la época del faraón Tutmosis III (c. 1500 a. C.), se diseña un instrumento denominado setjat; se trata de un pequeño reloj solar para medir el tiempo mediante la longitud de las sombras que constaba de dos piezas prismáticas, pétreas, de unos tres decímetros de longitud, situadas perpendicularmente, donde una tenía marcadas las horas y otra servía de aguja. Debió ser un instrumento muy popular entre los sacerdotes egipcios pues, por sus dimensiones, permitía que fuese un instrumento portátil.
La mayoría de los instrumentos empleados en la Antigüedad no eran portátiles. En Mesopotamia encontramos los zigurats que eran construcciones con peldaños en los que se podían visualizar las horas mediante el conteo de los peldaños que estaban oscurecidos por la sombra de sus propios bordes. La primera referencia literaria conocida a un reloj de sol es el famoso Cuadrante de Achaz cerca del siglo VII a. C.










                                                                                                                                                                                                            LOS MESES :El año se divide en doce meses con nombres de origen muy claros, todos procedentes del latín:

Enero se deriva de Ianuarius, es decir, mes dedicado al viejo dios Jano (posiblemente de origen etrusco), simbolo del Sol y de la Luna y que tenía dos caras.

Febrero era el mes de la purificación, Februus, de Februarius. En su segunda quincena se celebraban las fiestas Lupercales, con solemnes purificaciones de los vivos y conmemoraciones de los difuntos.

Marzo estaba dedicado a Marte, el dios de la guerra (el antiguo Ares de los griegos), y en la primitiva Roma el año comenzaba precisamente este mes. No debe olvidarse que, según la tradición, Marte era el padre de Rómulo, fundador de la ciudad.

Abril es el mes en que se abre Aprillis, las fuerzas de la naturaleza para la evolución de los vegetales. Es el mes de la primavera, en la que la potencia genérica se abre con mayor intensidad en los hombres y mujeres.

Mayo conmemora a Maia, hija de Allante, madre de Mercurio y símbolo de la festividad de los cereales.

Junio es el mes al que se le atribuyen dos orígenes distintos, según unos descendía de Juno, la reina del Olimpo, espsa de Júpiter (de rotundas formas inmortalizadas por Rubens). Pero según otros el nombre procede de Lucius Iunius Brutus, quien capitaneó la revolución que destronó al último rey de Roma e instauró la República.

Julio está dedicado a Iulius Caesar, nacido de un parto difícil provocado por una operación, que aún se practica y por eso lleva su nombre (aunque debo advertir que esto es falso, pues la palabra cesárea viene del verbo caedare, cortar, y se ignora cómo nació Julio Cesar).

Agosto estaba dedicado a Cesar Octavio Augusto, primer emperador de Roma.

En cuanto a los demás nombres tienen un origen basado en adjetivos numerales:

Septiembre procede de septem, es decir, siete porque era el séptimo mes cuando, como he comentado, el año empezaba en marzo.

Octubre, de octo, ocho.

Noviembre, de novem, o sea nueve.

Diciembre, de decem, diez, por las mismas razones apuntadas.
Nombre de los días de la semana

Los hebreos simplemente numeraban los días de la semana (1.º, 2.º, 3.º, etc.) contando desde el domingo, excepto el séptimo día que se llamaba shábat.

En árabe también se numeran los días excepto el séptimo (asSabt). El sexto día ahora se llama al-Jum'ah, el ‘día de la reunión (jum’), cuando los musulmanes oran en la mezquita (jâmi’).

En griego moderno, los días también se numeran, e igualmente el séptimo es el sávvato. El primer día de la semana (domingo, de Dóminus, ‘Señor’ en latín) es el kyriakê, el ‘día del Señor (kyriós)’. El sexto día (viernes) se llama en griego paraskeuê (la ‘preparación’). Éste en realidad es un término hebreo, ya que se hace una preparación para el shábbat. Se ha preservado en un lenguaje que hoy es prácticamente sólo de cristianos, aunque antiguamente —en los períodos helenístico y romano.

En portugués, todos los días de la semana se numeran:

1. domingo (‘domingo’), que alguna vez debe haberse llamado primera feira (‘primera feria’)
2. segunda feira (‘segunda feria’, lunes),
3. terça feira (‘tercera feria’, martes),
4. quarta feira (‘cuarta feria’, miércoles),
5. quinta feira (‘quinta feria’, jueves),
6. sexta feira (‘sexta feria’, viernes),
7. sábado.

Mientras que los lenguajes mediterráneos orientales reflejan variaciones de la numeración de los días de la semana, los lenguajes de Europa Occidental (excepto el portugués) reflejan nombres basados en los nombres de los planetas perceptibles a simple vista.

Estos siete cuerpos celestes dieron sus nombres a los días de la semana: lunes (Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio), jueves (Júpiter) y viernes (Venus). En español, sábado procede de la fiesta hebrea Shábbath y domingo de la palabra latina domínicus o sea ‘del dóminus’, ‘del señor’, derivado a su vez de dominator ‘ el dominador’ (el dios Yahvé). No obstante, en algunos idiomas (como el inglés, por ejemplo) se mantienen los nombres originales de estos dos días: Saturday (‘día de Saturno’) y Sunday (‘día del Sol’), o han renominado al dios grecorromano con el nombre de su dios germánico más o menos correspondiente. Así el dios germánico de la guerra Tiu o Tyr es el nombre correcto (Tuesday) que substituye al marcial grecoromano Marte; Odín, el principal dios germánico (Woden > Wednesday) al secundario dios Mercurio; Thor, importante dios guerrero (Thursday) al importantísimo Júpiter; la diosa del amor Freyja o Frigga (Friday) a Venus. Los nombres latinos son meras transliteraciones de los nombres griegos, los cuales a su vez eran transliteraciones de los nombres babilónicos, los cuales remontan a los sumerios. Los egipcios en cambio tenían nombres diferentes. Sin embargo hubo algún tipo de interpretación. por ejemplo Nergal era el dios de la guerra pero también de la pestilencia y especialmente del infierno. De esta manera se superponía con el griego Hades. Mientras Cronos era padre de Zeus, Ninurta era hijo de Enlil. En turco, el primer día de semana se llama pazar.